Domingo, 15 de mayo de 2011.
River Plate volvió a vestirse de mata gigantes y nuevamente venció a un grande marcando cuatro goles en el Estadio Centenario. Peñarol afrontó el encuentro con mayoría de suplentes priorizando la Copa Libertadores, y sufrió una goleada que lo deja a tres puntos de Nacional con tres fechas por jugar.
De arranque fue River el que hizo mejor las cosas y el que tuvo la primera situación clara, con Alexander Medina exigiendo a Sebastián Sosa a los tres minutos. El argumento era uno solo y muy claro: buscar la velocidad de Jonathan Ramírez para enloquecer a un Matías Corujo que tuvo uno de sus peores partidos con la casaca aurinegra.
Peñarol también apostaba a la velocidad, con Urretaviscaya y Estoyanoff lanzados al ataque en un primer tiempo con escasa contención en el mediocampo. Así el encuentro era de ida y vuelta, perdonaba el darsenero pero también avisaba el mirasol.
Primero Laforia y luego el palo le ahogaban el grito de gol a Pacheco, como para desmitificar aquello de la suerte de Diego Aguirre. En el segundo tiempo también hubo un tiro libre del capitán aurinegro que se estrelló en el ángulo, justo cuando mejor estaba el carbonero.
Abrió la cuenta Urretaviscaya tras centro de Estoyanoff, pero le costó carísimo ese gol a Peñarol. El Rayo se resintió se su lesión en el posterior derecho y dejó su lugar a Heber Collazo. River volvía a tomar la iniciativa y tras generar varias ocasiones de gol ante una defensa poco experimentada, y llegó al empate gracias a una jugada en la que ligó tanto como su rival entre semana por la Copa.
Baltasar Silva dejó el balón a pedir de Vinicius en la entrada del área, el brasileño remató débilmente hacia donde estaba Sosa pero rebotó en MacEachen, cambió la trayectoria y tras pegar en el caño se metió. Era merecido el empate a esa altura, porque los dirigidos por Guillermo Almada habían tenido más situaciones de gol.
En el segundo tiempo se desbarrancó el aurinegro y lo aprovechó el veloz River Plate. Roberto Silvera pitó acertadamente penal por mano de Corujo en el área, ya que el lateral quiso cubrirse ante el centro de Nicolás Pereira. El reglamento habla de intención y no de cubrirse, por lo que la frase "se cubre" queda reservada para los picados del campito.
Lo ejecutó mal pero igualmente fue gol José María Franco, quien sustituyó al sentido Alexander Medina. Con ese gol Aguirre se decidió a realizar variantes y colocó dos titulares. Darío Rodríguez y Juan Manuel Olivera ingresaron por Corujo y Mier, y fue la entrada del centrodelantero la que cambió el panorama.
Con dos cabezazos y dos pelotas bajadas a sus compañeros le dio otra presencia a la ofensiva y obligó a Laforia, la mejor figura del espectáculo entre los 10 y los 30 minutos del complemento.
Pero no aprovechó su momento Peñarol, y con la velocidad este River mata de contragolpe. Franco peinó un pelotazo largo, Ramírez picó y dejó en el piso a MacEachen para definir notable ante Sosa a los 33'. Apenas tres minutos después el mismo Ramírez aprovechó una jugada individual de Franco en el área y con toque corto redondeó una goleada espectacular, trabajada, merecida y festejada, que implica una doble despedida.
River le dice adiós a la posibilidad de descenso, y Peñarol, que ya miraba la Tabla Anual como una ilusión utópica, ahora hipotecó sus chances en el Clausura y depende de un traspié de Nacional para forzar una definición.
(www.montevideo.com.uy)